La necesidad de crear siempre ha sido una constante. La pintura comenzó temprano, moldeada a lo largo de los años de estudio en la Escuela Nacional de Bellas Artes. La curiosidad llevó después a inscribirse en el programa de Moda en la Academia Nacional de Arte de Sofía. Tras dos años inmersa en el mundo del estilismo y el diseño, la atracción por la pintura resultó más fuerte. Se tomó entonces la decisión de cambiar de especialidad dentro de la misma academia y regresar por completo al departamento de pintura, marcando el inicio de una exploración más profunda e intencional de la creación de imágenes.

El entorno académico en Bulgaria ofreció una base clásica, pero una nueva perspectiva surgió durante un intercambio Erasmus en la Academia de Brera, en Milán. Allí, la experimentación con el color comenzó a ocupar un lugar central, seguida de un creciente interés por la forma y la distorsión. El proyecto de graduación se convirtió en un punto de inflexión: un intento de transmitir la presencia y la emoción humanas sin recurrir a la dimensionalidad física.

Poco después, la participación en la Feria de Arte de Sofía como parte de la selección de artistas emergentes marcó un inicio público. Luego vino la primera exposición individual. Desde entonces, el recorrido ha continuado con proyectos en evolución, una aparición en Art Start y el reconocimiento como Artista Visual del Año por la Fundación Stoyan Kambarev.